Como influye la arquitectura en el bienestar de las personas
La Neuroarquitectura es un área de la arquitectura que principalmente trata de entender como el entorno que nos rodea puede influir en nuestras emociones o conductas y modificarlas.
El espacio en el que desarrollamos nuestras actividades, bien hablemos de una oficina, un centro educativo o nuestro propio hogar, puede ser fuente de inspiración y creatividad, o por el contrario ser para nosotros una prisión perturbadora que nos impida desarrollar nuestras capacidades.
Esta disciplina nos permite estudiar el estado cognitivo-emocional de las personas en espacios arquitectónicos y, por tanto, el efecto que tienen las distintas variables de diseño, de esta manera podremos saber como crear lugares que ayuden a fomentar el bienestar de los usuarios.
¿Qué aspectos tiene en cuenta la Neuroarquitectura?
Cierra los ojos y por un momento imagínate que estás en un lugar con zonas verdes, luz natural, espacios amplios, colores claros y techos altos. Probablemente la experiencia que estás sintiendo te ha llevado a un estado de relajación y calma que ha influido en tu estado de ánimo.
Una parte de tu estrés se ha esfumado y tu predisposición a realizar cualquier actividad sea mucho más óptima que hace un momento. Te contamos por qué:
Iluminación: La luz natural ayuda a las personas a lograr un mayor estado de bienestar y por lo tanto a su experiencia es mucho más relajada y productiva que cuando está sometido a poca luz o luz artificial.
Zonas verdes: Desde hace un tiempo, habrás podido observar que cada vez más, las plantas, jardines verticales, etc, son elementos clave en la decoración de oficinas, restaurantes, centros educativos e incluso centros hospitalarios. Está comprobado que fomentan la concentración y favorecen la calma y eso hace que mejore el estado de ánimo de las personas que usan esas instalaciones, ya sean trabajadores, habitantes o pacientes.
Techos: Los techos altos y lo espacios diáfanos, favorecen la creatividad. Los techos bajos son más indicados para trabajos rutinarios.
Colores: Los tonos suaves y los colores cercanos a la naturaleza, reducen el estrés y aumentan la sensación de relajación y confort. Un espacio en el que se plasmen estas tonalidades, será percibido como un espacio saludable. Si lo que queremos es desarrollar la capacidad de los usuarios de un espacio, deberemos potenciar colores más fuertes que capten su atención.
Elementos arquitectónicos: Las formas empleadas en el diseño de un espacio también influyen de manera positiva o negativa en el receptor. Las líneas curvas o contornos suaves nos transmitirán sensación de calma, tranquilidad y seguridad. Cualquier espacio rectangular, nos proporcionará menor sensación de agobio que uno cuadrado.
Como podéis ver, hay espacios que nos agobian porque son muy pequeños, o aunque no lo sean, transmiten esa sensación, y otros espacios que bien por sus dimensiones, o por sus elementos decorativos, hacen que logremos calma y relajación.
En López-Landa, diseñamos y gestionamos espacios agradables, emocionales y sostenibles.
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