Edificios inteligentes para las nuevas ciudades

Edificios inteligentes para las nuevas ciudades

El papel que supone la figura del edificio eficiente en el futuro de las ciudades sostenibles es cada día mayor desde los puntos de vista económicos, sociales y medioambientales e integrados en las estrategias de renovación urbana ayudan, además, a aliviar los desafíos más importantes a los que se enfrentan las ciudades en la actualidad; desde el cambio climático hasta los problemas de salud pública, el desempleo o la pobreza.

Hay que tomar los edificios como inversiones de larga duración para sectores como el empleo y la economía: ya suponen aproximadamente el 10% del PIB mundial, y a aquellas edificaciones eficientes como aquellas que producen menores riesgos, menores gastos y menos residuos. Así, cada euro invertido en eficiencia energética ayuda a ahorrar hasta dos euros en el gasto de energía futuro. Es entendible entonces, que haya que hacer especial esfuerzo en mejorar las medidas de ahorro de energía en los edificios del futuro. No obstante, el hándicap que supone la inversión inicial en estas construcciones se amortiza a medio plazo debido al ahorro en consumo y gasto del inmueble.

Se espera un aumento del doble del tamaño de las ciudades actuales antes de 2020. Esta expansión supone un problema real para el urbanismo y la arquitectura edificatoria que sumado a otros problemas como las emisiones de CO2, obliga a las grandes urbes a compensar décadas de ineficiencia y las necesidades costosas de futuras rehabilitaciones.

Los beneficios de una arquitectura eficiente

Las construcciones que miran hacia la eficiencia son espacios de referencia contra el cambio climático por la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera proporcionando un retorno de inversión más rápido sobre los gastos energéticos. Otra de sus ventajas pasa por la salud, disminuyendo notablemente las enfermedades relacionadas con la contaminación del aire y mejorando la calidad del mismo dentro y fuera del edificio, sobretodo en las ciudades en desarrollo.

Por otro lado, trabajar en un edificio eficiente es todo un refuerzo para la mejora de la imagen de marca. El respeto con el entorno o la reducción del consumo energético están directamente relacionados con la Responsabilidad Social Corporativa y beneficia, por tanto, la fidelidad de sus clientes y empleados.

Desde López Landa apostamos por la innovación como valor añadido que convierte la eficiencia energética en un factor de competitividad y supone una alternativa arquitectónica más atractiva basada en la revalorización del medio urbano y de los beneficios que aportará a la economía de su empresa.